Hola corazón:
¿Sabes?
Mi dulce
Tormento, no me es difícil escribirte, lo he hecho tantas veces que ya reconoces
cuando mis letras denotan alegría, tristeza y otros sentimientos; me conoces
tanto y tan bien que con sólo leer sabes lo que reside en mi alma.
Te he escrito
tanto y tantas veces, que al principio esto fue un juego que luego se tornó costumbre,
pero después se volvió una necesidad. Hemos llegado a tener esa complicidad que
sólo suelen tener los enamorados, de entregarnos pedazo a pedazo nuestro corazón
hasta hacerlo uno solo o al menos eso yo sentir, tanto así que las palabras nos
han sobrado cuando hemos tenido la oportunidad de que nuestras miradas lo han
dicho todo.
Una necesidad de
estar juntos, una complicidad tan especial, y vaya que especial, si hasta
recibo seudo nombres de “JODIDO” no es una palabra que defina perfección de un
hombre pero tú y yo sabemos de qué se trata.
Sí, un amor
nuestro y de nadie más; un amor que ha ido sobreviviendo al paso de los años,
de la distancia, a esa persona y del trabajo, que es como el fénix cuando menos
se piensa que está muerto, revive y con mas intensidad.
¿Te das cuenta
corazón? Te hablo de sentimientos, costumbre, necesidad, complicidad y un amor
que nos sigue.
¿De qué se trata esto? ¿Es acaso una carta de
amor lo que te estoy escribiendo? ¡Pues claro! La respuesta es que sí.